ALBARRACÍN

 

Albarracín es un municipio y localidad española del suroeste de la provincia de Teruel, en la comunidad autónoma de Aragón. La localidad es Monumento Nacional desde 1961; posee la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes de 1996, y se encuentra propuesta por la Unesco para ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la belleza e importancia de su patrimonio histórico. Albarracín también es miembro de Los Pueblos Más Bonitos de España desde su creación.

En la Edad de Hierro estuvo habitada por la tribu celta de los lobetanos. Se han encontrado importantes pinturas rupestres epipaleolíticas y neolíticas de estilo levantino, esquemático y semiesquemático en el PINAR DEL RODENO.(Enlace a nuestro blog)

Se encuentra situada cerca de la antigua ciudad de Lobetum. Hacia el siglo II a.C., se produce la romanización de asentamientos celtibéricos de la zona No fue fácil la conquista de estas montañas para los romanos y cuando se produjo, tras las guerras celtibéricas que acabaron en el 133 A.C con la toma de Numancia, hizo que perviviera un sustrato cultural que se mantuvo durante siglos.

Para el abastecimiento de buen agua al campamento, como era práctica romana, establecieron EL ACUEDUCTO DE ALBARRACÍN-GEA-CELLA (Enlace a nuestra publicación). 

Los visigodos invadieron la zona hacia el año 415 y permanecieron en estas tierras 300 años.

Albarracín se convirtió en un importante asentamiento que denominaron Santa María de Oriente y que más tarde sería conquistada por los musulmanes, que llamaron al lugar Alcartam que se derivaría del antiguo topónimo de Ercávida, y lo más probable es que pasara a denominarse más tarde Aben Razin, nombre de una familia bereber de donde se derivaría su nombre actual.

Durante el período andalusí, concretamente el siglo XI, el clan bereber de los Banu Razin alcanzó el poder convirtiéndose en la dinastía soberana de la taifa de Albarracín. De este linaje procede el propio nombre de la población (al-Banu Razin: (la ciudad) de los hijos de Razín). 

De esta magnífica etapa se conservan dos importantes testimonios: la torre del Andador, situada en lo alto del recinto exterior.

 Y el castillo de Albarracín, que albergó la antigua alcazaba de los Banu Razin.



La taifa pasó posteriormente, por cesión y no por conquista, a la familia cristiana de linaje navarro de los Azagra, que mantuvieron de facto la independencia de Castilla y de Aragón desde 1170, llegando a crear un obispado propio. 

También el poderoso linaje de Lara ejerció su soberanía sobre Albarracín. Tras el fracaso de conquista por parte de Jaime I en 1220, es su hijo, Pedro III de Aragón quien la conquistó en 1285 tras sitiarla, pasando definitivamente a la Corona de Aragón en 1300. Esta serie de hechos políticos tuvieron como base la importancia de la fortaleza y del sistema defensivo de Albarracín.

El 21 de junio de 1257 el rey Jaime I concedió en Teruel a la Comunidad de Santa María de Albarracín, el privilegio sobre competencia de jurisdicción de sexmeros, asistentes y jurados de dicha Ciudad

Otra teoría es que el término «Albarracín» derivaría del celta alb, 'montaña', y ragin, 'viña', 'uva'.

Durante la guerra civil española tuvieron lugar en la localidad combates entre las tropas republicanas y las sublevadas, cambiando varias veces el control de la población entre ambos bandos. En julio de 1937 tuvo lugar una ofensiva republicana sobre la localidad, constituyendo el mayor enfrentamiento bélico habido en la localidad durante la guerra. En un rápido ataque, el 8 de julio los republicanos se hicieron con el control de la localidad a excepción del ayuntamiento y la catedral, en los que permanecieron sitiados militares y civiles que se habían refugiado previamente. Los sublevados reaccionaron enviando refuerzos y el 13 de julio lograron reconquistar la localidad y expulsar a las tropas republicanas.

Por las referencias históricas sabemos que hasta 1843 la ciudad  sólo ostentaba los títulos de La Muy Noble y Siempre Fidelísima,  los títulos de Leal y Vencedora, que atesora actualmente, deben pertenecer a las aprobaciones del Estado con motivo de la guerra civil.

Su conjunto histórico está declarado bien de interés cultural.

Comenzaremos por la Casa Consistorial, se encuentra en la plaza del Ayuntamiento. Es del siglo XVI, con balcones de madera y un mirador corrido sobre el río.

En la actualidad su estructura se dispone en tres alas  sobre pórticos. La planta baja tiene en su tramo central, soportales arquitrabados, mientras que en el lateral izquierdo arcos de medio punto, y el ala derecha una réplica construida en los años 40 a imitación de los porches de la izquierda. La planta superior presenta fachada de balcón corrido con baranda de forja. 

El centro lo presiden las armas de la ciudad, que en su origen se componían únicamente de corona y la imagen de la Virgen María sedente con el Niño Dios en brazos. Anexionada la Ciudad y su tierra a la Corona de Aragón, se incorporan al escudo las barras aragonesas a los pies de la Virgen. Actualmente, el escudo se divide en dos cuarteles: a la izquierda la Virgen sedente con el Niño en brazos y a la derecha las barras aragonesas, y sobre él, una orla con la inscripción: M. N. L. F. y Vdra. (Muy Noble, Leal, Fidelísima y Vencedora) Ciudad de Albarracín.


Aparte de su valor histórico artístico, la plaza es escenario de los acontecimientos más importantes de la ciudad; en ella se celebran las corridas de toros y para ello se cierra con troncos de pinos formando una estructura peculiar, la procesión del Corpus Christi, las hogueras de San Antón, los Mayos, y el baile de la «jota hurtada» (robo de la pareja).

Frente  este, en la plaza se distingue la curiosa Casa del Balcón Esquinero, que esta reproducido en el popular pueblo español de Barcelona. Se conoce desde 1601, más tarde fue transformada para adaptarla a fonda o casa de hospedaje, teniendo en los bajos las cuadras para las caballerías, donde hoy encontramos el Banco Santander. Se abre a la Plaza por medio de arquerías. 

Desde esta Plaza Mayor y subiendo por la calle del portal, contiguo al restaurante El Portal, se sitúa la casa museo de Pérez y Toyuela, que fue una de las familias más importantes y del más rancio abolengo de la historia de Albarracín y de la Sierra de Albarracín en sus orígenes cristianos.


Es la familia de personas influyentes que más tardíamente vino a la Ciudad, ostentando todavía el escudo del linaje con el mote «gloria vobis dedecus pravis» (Gloria a vosotros y oprobio a los malvados) y buena forja en sus rejas y puerta, siendo de destacar el buen estado de conservación y la delicadeza de la restauración.

De nuevo volvemos a la plaza Mayor para dirigimos hacia la Catedral del Salvador, situada junto al castillo, es del siglo XVI con una sola nave y capillas laterales. Junto a la catedral con portada barroca, se encuentra Palacio episcopal.


Enfrente a la Casa de los Monterde, en la Plaza del Palacio, Junto al alcázar, es el único palacio que permitía el Fuero. Al igual que en otras casas señoriales, destaca su escalera interior, con una torre-lucernario como remate y el escudo del obispo Juan Francisco Navarro Salvador y Gilaberte en su techo, a quien debemos la obra del palacio junto al también obispo Juan Navarro Gilaberte, quienes rigieron la diócesis entre 1705 y 1765. En el piso superior, se han conservado salones en los que residía el prelado, así como la capilla privada del obispo decorada con ingenuas pinturas, de estilo barroco, y la cocina.


El lado que da al río tiene una hermosa galería de madera, algo que, es muy típico de la arquitectura de Albarracín.
En la actualidad, el Palacio Arzobispal acoge el Museo Diocesano, siendo asimismo la sede de la Fundación Santa María de Albarracín. El acceso al Museo se hace por el claustro de la Catedral, con el que el palacio está conectado. En la actualidad, el Palacio Arzobispal acoge el Museo Diocesano, siendo asimismo la sede de la Fundación Santa María de Albarracín. Posee admirables tapices flamencos del siglo XVI, historiados con la vida de Gedeón.


De los restos de la necrópolis romana del acueducto de Albarracín a Cella, se extrajeron lápidas que decoraron la base de la Catedral, entre la que destaca un relieve con patera y preferículo, asociados al culto al emperador.





En el camino descubrimos el Mirador, obra de 1957.

Desde este mirador o «miradero» se aprecia al fondo la iglesia de Santa María, rodeada de verdor, debajo la garganta del río y, enfrente de nosotros, el Albarracín moderno que rompe la estética de la panorámica.




Debajo del mirador están las casas Nuevas, enclavadas en la antigua morería que después se llamó barrio Nuevo y más tarde, barrio Matador, actualmente calle de la Excma. Diputación Provincial.

Alcázar de Albarracín: ubicado en el casco antiguo, recientemente ha sido restaurado y acondicionado para su visita. Entre 2004 y 2006 se han realizado excavaciones arqueológicas y se han restaurado sus estructuras. Si bien conserva un potente recinto amurallado, su interior alberga un interesante campo arqueológico de época medieval. 

Fue alcázar andalusí, al convertirse el clan de los Banu-Razin en soberanos de este pequeño reino de taifa en el siglo XI. Durante los siglos XIII y XIV siguió siendo residencia de los señores de Albarracín, y, tras la conquista aragonesa de la ciudad en 1284, se transformó casi completamente. La fortaleza estuvo ocupada hasta finales del siglo XVI; fue destruida en el siglo XVIII tras la Guerra de Sucesión

Se distingue en esta foto, tomada desde el mirador de la plaza mayor, a la derecha de la Torre de la Catedral.

 

Esta masa de pesada construcción se levanta sobre el paseo de ronda de la muralla. Observemos como los actuales restauradores han dejado un retazo de la muralla que permite reconstruir su trayectoria por las casas Nuevas hasta el Ayuntamiento.

Podemos observar las murallas, como si de peldaños de escalera se tratase, que ascienden hacia la Torre del Andador, declaradas Monumento Histórico en 1931, de aparejo musulmán del siglo X y XI, reforzada con un pequeño recinto rectangular.

Albarracín, está cercado por la actual  muralla del siglo XIV de construcción cristiana, sobre otra más arcaica del siglo X, que se desarrolla en el primer recinto defensivo, que comprendía la iglesia de Santa María, el alcázar, una torre albarrana ,Torre del Andador, y la puerta de entrada, Portal de Hierro. Posteriormente, en el siglo XI se produce una ampliación del perímetro amurallado abriendo tres nuevos portales: el de Teruel, hoy desaparecido, el de Molina y el del Agua

El Portal de Molina, es una de las cuatro puertas que cerraban la ciudad, recibe su nombre del camino que se abre hacia Castilla por Molina de Aragón, de ahí portal o puerta de Molina. Este camino todavía hoy es practicable a pie, bicicleta, caballo o moto.

Con su matacán reglamentario sobre el arco de medio punto. Por ésta puerta se salía para tomar ruta hacia Molina de Aragón. Imagen tomada desde la calle de Los Palacios, en el exterior de la fortificación amurallada.

Bajo su arco se distingue la casa de la Julianeta, imagen imprescindible si se visita Albarracín, fue un icono de los pósteres que el ministerio de Turismo hizo para vender la imagen de España en los años 70. Se consigue volviendo la vista atrás para ver el portal de Molina desde extramuros, enmarcando la casa de la Julianeta dentro del arco del portal.

Esta estampa  llego a ganar el premio de mejor rincón de España en 2014 por la guía Repsol.

Recibe el nombre del diminutivo afectivo de su antigua dueña, Juliana. Esta casa, la podemos describir como cabezona, retorcida y singular, vigila al viajero a la entrada de la ciudad. Su estructura de entramados de madera se manifiesta en el exterior de las paredes, permitiéndonos conocer el sencillo sistema constructivo de las casas más antiguas de la Ciudad, con zócalo de piedra, tabicón de yeso del terreno (colores grises, rojos, rosas y tostados) y madera de pino. Su morfología y volumetría caprichosa es el resultado de aprovechar al máximo el suelo en la intersección de dos calles. 

 

 Además, desde esta vista podemos observar la gran altura de la muralla, la rigidez de su construcción y la buena defensa de la misma que se ayuda de sendos torreones a sus lados; desde esta misma posición y a nuestra derecha se halla la casa-palacio que perteneció a los Navarro de Arzuriaga.

Foto recogida de:
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Llegamos a la Plaza de Armas de la Ciudad. A su espalda está la plazuela de la Comunidad, a su izquierda el torreón circular de la Engarrada y enfrente el arco del Portal del Agua, otra de las cuatro puertas que se conservan  de la Ciudad.

En este caso recibe su nombre por ser el acceso directo para el acopio de agua del río. Está protegido por un torreón cuadrangular, al que se accede por una escalera que acaba en una balconada de madera. En ocasiones está abierto al público, pudiendo disfrutar de una visita al interior de un verdadero torreón medieval.

Calle abajo y pasando el arco nos encontraremos extramuros, es decir, saldremos de la Ciudad, utilizando el portal con el mismo sentido que tuvo antiguamente: para dirigirnos al río. Observan unas pequeñas casitas que se construyeron cuando la muralla perdió su efectividad.Y enfrente el arco del Portal del Agua (una de las cuatro puertas de la Ciudad). En este caso recibe su nombre por ser el acceso directo para el acopio de agua del río. Está protegido por un torreón cuadrangular, al que se accede por una escalera que acaba en una balconada de madera. En ocasiones está abierto al público, pudiendo disfrutar de una visita al interior de un verdadero torreón medieval.

No se trata de una puerta monumental, sino de un sencillo arco de sillería de medio punto hacia el exterior y rebajado en la parte interior para albergar los portones. Sobre el arco existe una pequeña construcción destinada a ser el cuerpo de guardia y que hoy en día presenta un balcón hacia el exterior y una galería con escaleras entre los muro. 


Plaza de La Comunidad. Recibe este nombre del caserón que abre su puerta principal a ella. Es un gracioso rincón que sorprende al visitante por su complejidad arquitectónica, así como por su sabor popular. 


Genera un juego de volúmenes producido por entrecruzamiento de las casas, que asoman sus ventanas en busca de luz como si de las hojas de una planta se tratase o de un abanico a medio abrir, como dijo Andrés Moreno (1976) a quien se debe esta denominación popular de Rincón del Abanico.

Pero lo más importante es la casa de la Comunidad de Albarracín. Hasta 1856 y desde 1351, aunque quizá antes, sirvió de «casa de juntas» de esta institución serrana. Destacaremos de ella su puerta de sillería, su alero y la forja de sus rejas y galería.

Foto recogida de:httpswww.lalbacaravaning.comwp-contentuploads202305placeta-de-la-comunidad-albarracin-1024x684-1.jpg

Portal del agua, esta en la Calle de la Catedral,  es una de las más importantes de la ciudad, en el siglo X y de las que más transformaciones ha sufrido. En esta calle destacan tres edificios, la Casa de los Monterde, la Catedral del Salvador y el Palacio Episcopal asi como un mirador que se hizo sobre los solares de varias casas destruidas en la Guerra Civil.


 Los Monterde llegaron a Albarracín con el primer Señor Azagra, al que El rey Muhammad ibn Mardanis, apodado el Rey Lobo, cede la Taifa de Albarracín al señor de Estella, Pedro Ruiz de Azagra que repartió tierras entre los caballeros que le acompañaban. Del pueblo Monterde de Albarracín toma su nombre este linaje de caballeros.

De su fachada, merece especial atención su noble portada, rematada con un gran escudo, así como la forja de la rejería de las ventanas y balcones y el alero con las vigas labradas.

Tres lagartos de picaporte, mientras las demás puertas tienen un solo lagarto y en la cerradura la silueta de la Virgen del Pilar.

Enfrente, en la otra margen del río, sobresale un promontorio rocoso que recibe el nombre de la Muela. Se encuentra en estado de ruina progresiva, prácticamente desaparecida.

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Similar a las torres del Andador y de doña Blanca

Llamada asi por la leyenda que la explica, se halla en el extremo del espolón. 

TORRE DE DOÑA BLANCA

Corresponde a otro de los meandros del río Guadalaviar; sobre él se asentó una torre vigía (torre de la Muela o de Entrambasaguas) hoy desaparecida, cuya misión era permitir el aprovisionamiento de agua a la ciudad ante un asedio. Pedro III (de Aragón 1276-1285) tuvo que destruirla para poder tomar la Ciudad, hecho que consiguió el día de San Miguel (29 de septiembre de 1284).



Todavía no había acabado el Señorío independiente de Albarracín, ya que Pedro III (1276-1285) lo dona a Doña Inés Zapata, madre de su hijo bastardo Fernando, que será el sexto Señor de Albarracín.

En 1298 Jaime II (1291-1327) de Aragón entrega Albarracín al hijo de Teresa Álvarez de Azagra y en 1300 lo incorpora transitoriamente a la Corona de Aragón. El último Señor independiente será el hijo de Alfonso IV de Aragón (1327-1336) y la hermana de Alfonso XI de Castilla (1312-1350), llamado Fernando, que muere asesinado, tras lo cual su hijo Pedro IV de Aragón (1336-1387) lo reincorpora definitivamente a la realeza aragonesa, respetando y jurando sus fueros.

Si bajamos hasta el río podremos hacer el recorrido del Paseo Fluvial, una de las rutas más transitadas, que permite pasear por el meandro del río a la vez que ver Albarracín desde todos puntos de vista.

En la cale de San Juan se encuentra la ermita del mismo nombre, San Juan, enfrente del Antiguo Hospital posterior cárcel y actual museo. 

Construida en el siglo XVII, se cree que podría estar levantada sobre el lugar que antes ocupaba la antigua sinagoga, ya que el templo está en lo que fue la judería de Albarracín. Anteriormente, tenía un atrio con columnas de piedra, pero actualmente está tapado. En su interior, podemos ver un retablo. En el año 2002, fue adquirida por la Fundación Santa María de Albarracín, que se encargó de restaurarla debido a su avanzado estado de deterioro.


En las inmediaciones de la fuente, y en la confluencia de las calles de El Chorro y Santiago, se halla una casa que por su retorcimiento es modelo de fotógrafos y pintores. Se trata de una casa, que como la de la Julianeta, se ubica en la intersección de un callejón y una calle, lo que hace que una de sus fachadas muestre un ángulo como la popa de un barco.

Es, por tanto, una casa que no pasa inadvertida por su originalidad, volumetría, inclinación y sus materiales constructivos típicos de Albarracín -piedra, madera y yeso-; y, a su vez, por su torcimiento con tabicones de yeso propios de siglos pasados. Puede parecer que el desplome de sus fachadas cuestione la estabilidad del inmueble pero nada más lejos de la realidad. Para observar bien su inclinación, debemos situarnos en la puerta del restaurante que hay enfrente.

Foto recogida de:httpswww.lalbacaravaning.comwp-contentuploads
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Unos pasos más arriba de la casa de “EL Chorro” comienza el empinado descenso hacia la calle Azagra. A lo largo de todo él, en su lado izquierdo, se observa curiosamente cómo la roca viva aflora en los cimientos de las casas. Cuando a nuestra derecha terminan las casas, descubrimos una bonita panorámica con la iglesia de Santa María al fondo, la judería que discurre bajo el Castillo, la Catedral presidiendo la Ciudad encima del cortado del río, y debajo de nosotros, la calle Azagra.

Recibe su nombre del cuartel de la Guardia Civil que se instaló hasta los años 70, en la casa que hay a nuestra espalda y que se distingue por poseer una bonita ventana geminada en arcos de rodeno.

Bajaremos hasta llegar a la calle Azagra, antiguamente llamada del Hospital y después de la Taberna. Podremos ver en este cruce de calle una cruz de madera que recuerda el asesinato de un sacerdote durante la procesión del Corpus Christi. Como consecuencia del crimen, el pueblo borró la mitad del escudo del caserón presuntamente implicado en señal de deshonra.

La casa de los “Navarro de Arzuriaga” destaca por su color azul, ahora desvaído y que nada tiene que ver con el originario de finales del XVIII o principios del XIX. Cuenta la leyenda que el dueño de la casa contrajo matrimonio con una andaluza que le comprometió a pintar la casa de azul, por ser tal el color de las edificaciones en su tierra y para dar más certeza al relato afirman que el Arzuriaga bajaba a Andalucía trashumando sus ganados.

Esto no es cierto ya que, primero: el color azul originario de tal edificio era típicamente aragonés, conocido comúnmente como “añil aragonés” y del que toda nuestra geografía está o estuvo repleta de edificios con tal color. Segundo: se puede afirmar que los Navarro de Arzuriaga no llevaban sus ganados trashumando a Andalucía. Tercero: sólo tres miembros de dicha familia pudieron mandar pintar la fachada de azul: Don Miguel (1757) que casó con Doña Teresa Mateos y Sebastián que era de Teruel; el hijo de éstos, Don Pedro (1791) que casó con Doña Alejandra Asensio, cuya familia provenía de Terriente o, el siguiente y último, Don José (1820) que casó con Doña Isabel Fuertes, natural de Santa Eulalia del Campo. Es decir, no hay esposa andaluza.

Foto recogida dehttpswww.viajarporaragon.comwp-contentuploads201904albarracin-casa-azul.jpg:


Si continuamos por la calle Azagra hacia la plaza Mayor, podremos observar la tercera casa más singular, “típica”, fotografiada y pintada de todo Albarracín, conocida como casa de la Taberna o del rincón de El Casino.

Como la casa de la Julianeta y la casa de El Chorro se encuentra en el cruce de calles, por lo que su fachada principal se estrecha hasta sólo ocupar el ancho de la puerta (unos 2 metros). También es cabezona y torcida. Cabezona por ganar el triple de anchura conforme asciende hasta la tercera planta, y torcida por inclinarse levemente hacia la calle Azagra.

Foto recogida de:httpswww.lalbacaravaning.comwp-contentuploads202305casa-de-la-taberna-albarracin-2-754x800.jpg

A nuestra izquierda se aprecia la calle del Postigo, con su peculiar y típico pasadizo volado. 

Si descendemos por el Postigo podremos ver unas casas de simples fachadas, pero que son interesantes al contemplarlas desde la entrada del túnel por su carácter de «casas colgantes». Para observarlas debemos bajar por las “escalerillas” que discurren por encima de la boca del túnel hacia la parte baja de la ciudad; en ellas hay dos pequeños miradores desde los que podemos apreciar, además de los 108 escalones, una panorámica que pasa generalmente inadvertida.

Unos pasos más hacia delante los tejados de las casas casi se juntan dejando en penumbra toda la calle, en la que no entra el sol salvo unas horas y no en todas las estaciones del año.


Es una pena que la preciosa ciudad de Albarracín, no sea del todo accesible a personas con movilidad reducida, sus cuestas y adoquinadas calles, la hacen muy difícil y algunos tramos imposibles, para personas en silla de ruedas.

Pero almenos gracias a Alberto con su paciencia y su cámara, he podido visualizar sus preciosas joyas arquitectónicas.






INFORMACIÓN RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:

https://es.wikipedia.org/wiki/Albarrac%C3%ADn

https://www.albarracin.es/

https://www.turismodearagon.com/ficha/albarracin/

https://www.albarracin.es/ciudad/

https://www.youtube.com/watch?v=E21EjNgmUQc

https://www.rutasconhistoria.es/loc/albarracin 

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