La Catedral
de Santa María de Mediavilla de Teruel es una de las construcciones
más características del mudéjar en España y una de las
escasas catedrales españolas construidas en este estilo.
Actualmente, está considerada como BIC a partir de 2004 y declarada Monumento histórico-artístico el 3 de junio de 1931. La Torre, el Cimborrio y la Armadura de Par y Nudillo de la Catedral son Patrimonio de la Humanidad desde 1986.
Ya desde estos primeros momentos, Santa María destaca sobre el resto de las parroquias, apareciendo siempre en primer lugar siendo sus toques de campanas, según el Fuero, los que señalaban el principio y fin de la jornada laboral.
El
pontífice aragonés Benedicto XIII en el año 1423, le concede
el honor de colegiata, sin embargo ya desde el momento de la fundación de la
ciudad por el monarca Alfonso II en 1171, con repobladores venidos de
Aragón, esta iglesia ostentaba una posición relevante dentro de la organización
parroquial de la villa, destacando no sólo por su ubicación en el centro urbano
sino por la asignación real de rentas y beneficios. No fue elevada a su actual
rango de catedral hasta el año 1587, fecha de creación de la diócesis
turolense.
La
Catedral de Teruel tiene su origen en la iglesia de Santa María de
Mediavilla, que comenzó a edificarse en estilo románico en 1171 y se
concluyó con la elevación de la torre mudéjar en 1257, por el alarife morisco Juzaff,
que reestructura la antigua obra románica y dota al edificio de tres
naves mudéjares de mampostería y ladrillo, que mejoran y elevan
la estructura románica del siglo anterior.
La
impresionante TORRE MUDÉJAR es de
planta cuadrada y está adosada a los pies de la nave central, por su lado este,
mientras que por el occidental lo hace a la Casa del Deán, edificio del siglo
XVI. Como las otras tres torres mudéjares de la ciudad, posee paso en su base
para una calle.
Está
dividida en tres cuerpos que se separan por medio de dos sencillas cornisas. El
cuerpo superior, cuarto, corresponde a una
amplificación del siglo XVII.
Es
en el lado que mira a la Plaza de la Catedral, el sur, en el único que se
aprecia en toda su extensión ya que el norte queda encajonada su parte baja en
un estrecho y corto callejón que, desde el paso inferior, desemboca en la Plaza
del Obispo.
En
esta plaza, además de del Museo de Arte Sacro de Teruel y una escultura del
Venerable Francés de Aranda, está la puerta por la que se accede a la visita
turística.
Al
interior, la Catedral de Teruel conserva básicamente la estructura de la
fábrica mudéjar que sustituyó al primitivo templo románico en la segunda mitad
del siglo XIII. Parece ser que pronto se quedó pequeña esta iglesia románica y
por ello, además de por un creciente apogeo económico de la ciudad, se
acometieron obras de ampliación y renovación de la misma, levantando un nuevo
templo de estilo mudéjar y elevando las tres naves, que se dotan de nuevas
cubiertas de madera, planas las laterales y de armadura de par y nudillo la
central. Estas obras, dirigidas por el maestro moro Yuçar de Huzmel,
finalizarían en 1335 con el desmontaje de las cimbras y el enlucido, decoración
del crucero y pintado de los tres nuevos ábsides mudéjares, según consta en una
relación de cuentas conservada en el Archivo Catedralicio.
La siguiente obra de importancia data de 1537, cuando el maestro de obras Juan Lucas, alias Botero, diseña las trazas de un nuevo CIMBORRIO, cuyas obras se realizaron en el verano del año siguiente bajo la dirección de Martín de Montalbán. Es uno de los tres que se conservan de estilo mudéjar en Aragón, junto a los de La Seo de Zaragoza y la Catedral de Tarazona.
Al
exterior presenta ventanas ajimezadas en arco de medio punto decorados con
medallones de bustos de distintas personalidades. El trabajo en ladrillo
se destaca en toda su simplicidad y elegancia. Es joya del arte mudéjar
turolense y vino a sustituir a otro anterior ya desaparecido. Destaca su
chapitel de cerámica vidriada verde, color "totem" del mudéjar
turolense.
Tallado
en madera conserva su color natural sin policromía ni dorados. Está dedicado a
la Asunción de Nuestra Señora. En él se representan los misterios de la vida de
Cristo y de su Madre, que aparece en la hornacina central como Asunta a los
cielos. Las tallas están dotadas de una gran fuerza y patetismos que se asocia
a la influencia de Berruguete.
En el año 1700 se realizan diversas obras, entre las que figura el cubrimiento de la techumbre de la nave central con una bóveda encamonada compuesta por tres tramos en arista. También se construye la actual girola cuadrada en torno al ábside central, desapareciendo en consecuencia los laterales.
Las naves laterales se fueron completando con capillas abiertas, sobre todo en los siglos XVI y XVIII. Asoman oratorios como la CAPILLA DE SANTA EMERENCIANA, patrona de la ciudad y de la diócesis, del siglo XVIII, situada en el arranque de la girola en el lado de la epístola. Santa Emerenciana fue una mártir romana que murió en Anatolia, actual Turquía, en el año 304 durante las persecuciones de Diocleciano. Sus reliquias se encuentran en la iglesia de Santa Inés de Roma, sin embargo en Teruel se conserva un resto de la santa guardado en un relicario, al menos desde el siglo XV.
La CAPILLA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN, mandada construir por el obispo Francisco Pérez Prado y Cuesta entre 1732 y 1755 en estilo barroco durante su pontificado. Con anterioridad había una capilla dedicada a la Virgen del Pilar. En el centro del retablo, obra realizada entre 1738 y 1740 por el escultor Francisco Moya y dorado por José de Villarroya, una bella imagen de la Virgen María flanqueada por dos esculturas de bulto redondo de San Joaquín y Santa Ana, padres de esta. En el banco del retablo varios bajorrelieves con escenas alusivas al Antiguo Testamento. En la parte superior del frontal del retablo podemos ver el escudo del promotor de la capilla, el obispo Pérez Prado. La capilla situada en el eje central de la girola es tal vez la más importante de la Catedral después de la Capilla Mayor.
La
capilla se cubre con una hermosa cúpula octogonal con un potente tambor en el
que se abren sus correspondientes lucernarios. En las pechinas, vemos cuatro
imágenes policromadas de cuatro padres de la iglesia primitiva.
En
el suelo de la capilla vemos la lápida sepulcral del obispo Francisco de Paula
Jiménez Muñoz obispo entre 1861 y 1869.
Frente
a esta capilla se encuentra la escalera que baja a la CRIPTA DE LOS MÁRTIRES, construida a finales del siglo XVI como
panteón de obispos y canónigos. Actualmente guarda los restos de los beatos
agustinos Anselmo
Polanco Fontecha, obispo de la diócesis entre 1935-1939, y Felipe
Ripoll Morata, su vicario general, asesinados en 1939 en Pont de Molins
(Gerona), y beatificados por Juan Pablo II en 1995. Un lienzo, obra del pintor
turolense Agustín Alegre Monferrer representa a los beatos y recuerda las
circunstancias de su muerte y martirio.
La
CAPILLA DE LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN,
situada en el arranque de la girola por la nave del evangelio, alberga un
magnifico retablo de estilo gótico (siglo XV) de autor desconocido, aunque
algunos lo atribuyen al Maestro de
la Florida.
Representa en el centro la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad.
Es una pieza hispano flamenca de gran valor, la obra pictórica más
importante de la Catedral y de la ciudad. Profetas y reyes del Antiguo
Testamento, así como una serie de santos completan su iconografía mariana.
En
la capilla la Virgen de los Desamparados podemos ver la CUSTODIA PROCESIONAL, obra barroca en plata del orfebre cordobés Bernabé
García de los Reyes, terminada en 1742 a iniciativa del obispo Pérez Prado. Tiene una
altura de 2,86 metros. Se levanta sobre una carroza salida de la mano del
escultor Antonio Sanmartín en 1907.
Junto
a la Capilla de los Pérez Arnal encontramos una gran escalera de dos tiros que
nos lleva sobre la parte superior de la nave y que permite el acceso al paso
elevado existente entre la Catedral y el Palacio del Obispo.
Ahora
nos detenemos en el CORO, realizado en madera sin ningún tipo de decoración, se distribuye
en dos niveles, al fondo y presidiendo el coro se encuentra el sitial del
obispo que en nada se diferencia del resto de escaños.
Se
cierra con una reja del siglo XV obra gótica flamígera, realizada por el
maestro Cañamache hacia 1486. Esta reja fue trabajada para cerrar la Capilla
Mayor, pero en el siglo XVI fue desmontada de su emplazamiento para ser
colocada en este lugar. Durante la guerra civil española, fue parcialmente
destruida a causa de los continuos bombardeos del ejército republicano sobre la
ciudad.
Completaremos el recorrido por la totalidad de las capillas del interior de la Catedral, para luego centrar nuestra vista la excepcional ARMADURA DE PAR Y NUDILLO, reforzada con diez tirantes de vigas dobles que descansan sobre canes, que cubre toda la nave central, y al que se le ha llamado la “CAPILLA SIXTINA DEL ARTE MUDÉJAR”, por su gran valor arquitectónico y pictórico. Tiene 32 metros de longitud y 7,76 de anchura, y data de finales del siglo XIII.
En agosto de 1953, la Catedral fue consagrada, ya renovada, quedando a la vista la techumbre. Fue entonces cuando se construyó el estrecho balcón volado que la recorre en sus laterales y tramo de los pies, que permite ser contemplada con detalle.
Se conservó en perfecto estado debido a que fue cubierta por un falso techo neoclásico en el siglo XVIII, dejando la pintura mudéjar a salvo de las inclemencias del tiempo, aunque sufrió desperfectos en los bombardeos de la Guerra Civil. Fue restaurada, aunque con imágenes no muy afortunadas que delatan su procedencia moderna. Contemplamos, con esa pequeña excepción, una extraordinaria obra pictórica anterior a 1300.
En sus casetones hallamos un repertorio temático enorme, cargado de escenas figurativas, motivos históricos, religiosos, profanos, alegorías, metáforas, costumbristas, bestiario, y vegetales o geométricos,... toda una extensa variedad en la imaginería pictórica.
Si
la decoración figurada ocupa algo más de una cuarta parte de la techumbre,
quedando el resto para la decoración vegetal y geométrica, siempre ha llamado
la atención la escasa proporción que dentro de esta decoración figurada de la
techumbre de Teruel alcanzan las imágenes sagradas en sentido estricto. Así, la
temática religiosa se reduce al ciclo de la Pasión, en el que se desarrollan las
siguientes escenas: Jesús ante Pilatos y Flagelación; Jesús con la cruz a
cuestas, Descendimiento y Entierro; Noli me tangere, Discípulos de Emaús y Duda
de Santo Tomás; Maiestas y Crucifixión, de un lado, y las imágenes de Cristo, de
san Pedro y de dos apóstoles.
Jesús
ante Pilatos y flagelación. Aquí se detecta un fuerte antisemitismo al
introducir un judío acusador, identificable por su vestido corto y capucha. |
Un tratamiento mucho más amplio alcanzan en la decoración de la techumbre de Teruel las imágenes y los ciclos parciales de carácter profano relacionados con la representación de la sociedad de la época y sus actividades: la realeza, la caballería villana, el clero y el común.
Se
han detectado hasta cinco imágenes de monarcas en las tabicas de los faldones y
una cabeza de otro monarca en un alicer, pero cualquier intento de
identificación con reyes de Aragón carece de fundamento iconográfico en opinión
de Yarza. Es más plausible su identificación con monarcas del Antiguo
Testamento. No obstante tampoco habría de olvidarse, a la hora de las hipótesis
iconográficas, el hecho de que Teruel era una villa de realengo.
Tras
la realeza, la representación de la nobleza y sus actividades es asimismo muy
destacada en la techumbre. Este hecho se ha puesto de manifiesto en relación
con una clase social dominante en el concejo de la ciudad de Teruel: la caballería villana. Entre las
actividades representadas deben subrayarse los alardes o desfiles de caballeros
armados con la cabeza descubierta, los torneos, y las escenas de caza, tanto
del ciervo como del jabalí, no debiendo descartarse que algunos temas de lucha
con animales puedan no ser distintivos de clase social sino de una lucha de
carácter alegórico o simbólico.
Escena de caza, en la que un infante alancea un jabalí, ayudado por una jauría de perros, ante la presencia de otros infantes. |
Moralejo ha identificado este zorro, médico, portando en la mano un pomo con orina del enfermo, con Renard, el correlato de Nobles en la ficción literaria.
Entre los obispos representados llama la atención, uno que tañe un laúd (primero por la derecha), que Moralejo ha propuesto identificar con el famoso trovador Folquet de Marsella, obispo de Toulouse.
Por lo que se refiere al común o pueblo llano y a sus diferentes oficios y actividades, merecen retenerse la representación de los carpinteros, de los pintores, de los músicos, juglares y danzarinas y del trabajo de la mujer, así como la presencia obsesiva de numerosas cabezas.
El ciclo de los carpinteros es el más detallado, rico y curioso y no tiene parangón en el arte medieval español; en el mismo se representa una armadura de par y nudillo, y aunque parezca tomado del natural, Yarza ha señalado antecedentes y modelos diversos, destacando entre ellos los mosaicos de Monreale y los marfiles de Amalfi y Salerno.
En la escena central, vemos como un carpintero talla una ménsula o can, con la cabeza en forma de águila. |
La representación con las diferentes actividades de los meses del año, agrupados por parejas en cada tabica, constituye otro de los ciclos más coherentes, junto con el ya mencionado de la Pasión, y su lectura no ofrece problemas iconográficos, pudiendo haber influido en el mensario de las pinturas murales del Castillo de Alcañiz. Las tabicas correspondientes a los meses de enero-febrero y marzo-abril se hallan en la primera sección derecha, y las de mayo-junio y julio-agosto están en la quinta sección izquierda; esta circunstancia topográfica ha permitido suponer que las correspondientes a los meses que faltan, septiembre-octubre y noviembre-diciembre, pudieron estar emplazadas en la desaparecida sección novena, de haber estado originalmente completo.
Arriba,
marzo, representado como un campesino en ropa corta y cabeza descubierta, que
poda una vid seca; abajo, abril, como un hombre coronado, con espigas
esquemáticas en ambas manos. |
Por lo que se refiere al bestiario, aunque los animales representados son muy numerosos, sin embargo su variedad es escasa. Yarza anota la representación de «dragones, leones, unicornios, centauros, sirenas, dos tipos de aves, grifos, ciervos, pavo real y, quizás, un leopardo», subrayando que los más numerosos son los dragones y los leones.
Por
último, dentro de la serie de ampliaciones y reformas que se han ido sucediendo
en la Catedral a lo largo del tiempo, la última de importancia corresponde a la
portada sur. Obra de 1909 del arquitecto Pablo Monguió, fue la primera de
estilo neomudéjar realizada en Teruel, a la que más tarde se uniría un amplio
repertorio de edificios en este estilo. El diseño de la portada en un estilo
del pasado, cuya construcción responde mayoritariamente al estilo mudéjar. Para
ello tomó básicamente como modelo elementos decorativos de la torre.
El centro de la portada lo ocupa un gran tímpano blanco, que se llena con una composición de cinco figuras: la central representando a la Virgen con un ángel de rodillas a cada lado. En los laterales, a un nivel más bajo, otros dos ángeles arrodillados completan la decoración. Encima, ocupando todo lo ancho de la portada, un largo lazo con extremos semicirculares que se anuda en el centro. En su interior se ha reproducido en letra gótica azul decorada con motivos de tipo vegetal blancos la frase “ASSUMPTA EST MARIA (sustituido el nombre por el anagrama mariano en el nudo central) IN CAELUM”, frase en latín que alude a la Asunción de la Virgen María a los cielos.
TODA
LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA PUBLICACIÓN, HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES
ENLACES:
https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Teruel
https://www.aragonmudejar.com/teruel/pag_catedral/catedral00.htm
https://www.arteguias.com/catedral/teruel.htm
http://www.jdiezarnal.com/catedraldeteruel.html
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