El Museo de Teruel se encuentra en la Casa de la Comunidad, uno de los edificios civiles más emblemáticos de la ciudad de Teruel. Este palacio fue construido en 1592, bajo la dirección de los maestros Juan de Rigol y Pedro de Heredia, como sede de las instituciones políticas y jurídicas de la Comunidad formada por la ciudad de Teruel y sus aldeas.
En el interior destaca la escalera, coronada
con una cúpula de yesería, y como uno de los espacios más significativos el
despacho del Juez, máxima autoridad de la ciudad y su territorio. Además de las
funciones administrativas, el edificio ofrecía alojamiento a los diputados
representantes de las aldeas, que disponían de alcobas en diferentes plantas;
en el sótano se instalaron las cuadras para guardar las caballerías.
En el año 1972 la Diputación Provincial
adquirió el inmueble, que fue declarado Monumento Histórico Artístico de
carácter nacional en 1974. Entre los años 1977 y 1985 se procedió a su
restauración y acondicionamiento para acoger las distintas salas del museo,
recuperando la estructura original y resaltando los elementos ornamentales que
se conservaban.
El Museo de Teruel ofrece la posibilidad de efectuar un itinerario por más de 300.000 años de historia del territorio turolense, desde los primeros pobladores hasta la actualidad. Estructurándose en dos grandes áreas temáticas, una destinada a establecer las características generales del poblamiento indumentaria, la alimentación, o la explotación de los recursos económicos), con especial incidencia en los siglos XIX y XX, y otra que analiza cronológicamente las culturas que se han sucedido en la provincia, desde la Prehistoria hasta la Edad Media.
Así, las antiguas caballerizas albergan secciones que plasman distintas facetas de la vida tradicional turolense. En la vivienda se exponen elementos que, a lo largo de la historia, han cumplido las funciones de protección, iluminación, calefacción, amueblamiento y decoración del hogar, junto a una casa de muñecas burguesa y la escenificación de una cocina rural.
Los juguetes contribuyen a la definición del rol social y de las funciones propias de cada género y los útiles domésticos nos acercan a las costumbres en la cocina y la alimentación.
La indumentaria
refleja el estatus social de cada individuo y su afinidad con otros grupos. En
la imagen individual es importante también la higiene personal, cuidada desde
la Edad Antigua como se aprecia en los útiles de depilación, rasurado de barba,
arreglo del cabello o los cosméticos.
Las herramientas usadas para llevar a cabo
las actividades
productivas, revelan una estructura económica que parte de la
explotación de los recursos del bosque, la producción agropecuaria, la
ganadería y las actividades comerciales y de transporte. Además de estos
trabajos, pueden verse ejemplos de artesanía textil y de forja, actividad que
tuvo un intenso desarrollo en este territorio.
En la planta 0, se nos muestra que la religiosidad, como reflejo de la relación del grupo humano con la divinidad, está presente en todas las culturas que ocuparon el territorio turolense, representada en numerosos objetos como las lápidas y estelas empleadas en rituales funerarios, los amuletos de protección o pequeños elementos de culto que pueden contemplarse en las distintas secciones del Museo.
| Estela |
| Lápida funeraria |
En el primer piso se reúne una muestra
importante de alfarería popular, cuya
fabricación fue establecida por el rey Alfonso II de Aragón en el año 1171 y que
fue regulada por los Fueros
de Teruel en 1177. Hay cántaros hechos a mano y otro con la ayuda del
torno, todos empleados para contener líquidos. En otras salas se encuentran
unas piezas, con barniz plúmbeo, que se empleaban para cocer los alimentos, un
taller reproducido de alfarero se puede observar en la sala III. Se muestra una
colección de cerámica de Teruel decorada en verde y manganeso de los
siglos XIII al XV, que a partir de este último siglo ya adquirió
el color azul cobalto y más tarde otros como el amarillo o el verde claro.
En el espacio que ocupó la máxima
magistratura de la ciudad, el Juez de Teruel, se ha instalado una farmacia del
siglo XIX con
sus albarelos,
procedente de Alcalá de la Selva y completada con materiales
de otras farmacias tradicionales turolenses.
La planta 2 está destinada a la Prehistoria,
y allí se nos muestra como a través del estudio de los yacimientos
prehistóricos puede conocerse la evolución de las poblaciones, el desarrollo de
las técnicas de talla, las relaciones con otros territorios y las influencias
que reciben.
La sección del Museo de la planta 3, engloba manifestaciones de las culturas ibérica y celtibérica durante la Segunda Edad del Hierro hasta la plena romanización. Y a la presencia de Roma en el ámbito turolense.
| Estela funeraria |
| Milario |
En la planta 4 Destaca la considerada «joya» de la colección, los mosaicos (s. IV después de Cristo, época tardía del Imperio romano) pertenecientes al yacimiento de la Villa romana de Camino de Albalate (Calanda), hallados en 1964 por Antonio Bielsa, tratándose de uno de los más significativos mosaicos de la provincia de Teruel, y que constituye acaso el principal exponente de la cultura romana en la referida provincia.
La residencia albergaba este pavimento, con un estilo recargado y gran profusión ornamental. Una serie de bandas rodean al campo central, dando unidad al mosaico mediante orlas que intercalan multitud de elementos de relleno como rombos, círculos, elipses, cráteras, etc. Destacan las pequeñas figuras de delfines afrontados, un tema constante desde época helenística que proliferó especialmente en mosaicos tardíos de villas de la Meseta.
Los motivos de mayor interés son seis
representaciones de animales, agrupadas en dos hileras de tres cuadrados, en
los cuales se disponen un jabalí, un guepardo, una leona, un león, un caballo y
un mulo. Estos tres últimos también aparecen en un mosaico de la villa Fortunatus
de Fraga (Huesca), siguiendo un modelo idéntico. Los campos geométricos, así
como el tratamiento que reciben el color y el volumen, aproximan claramente
estas dos obras.
Parte de esta última planta del Museo se dedica a dos contextos culturales distintos, mostrados a través de algunas de sus principales manifestaciones materiales. Este recorrido comienza con valiosos ejemplos de cerámica andalusí y epigrafía árabe, seguidos de los objetos de lujo que demuestran la opulencia taifal vivida en al-Ándalus. En segundo lugar, encontramos una serie de piezas que nos aproximan a las instituciones, los signos de identidad y la vida doméstica del Teruel feudal de la Baja Edad Media.
Por último, en esta misma planta, podremos
asomarnos a la logia
de columnas dóricas y arcos de medio punto (no accesible a personas en silla de
ruedas), que nos regalará una privilegiadas vistas del Cimborrio de la CATEDRAL
DE SANTA MARÍA DE MEDIAVILLA (enlace a nuestra publicación), uno de los
tres que se conservan de estilo mudéjar en Aragón, junto a los de La Seo de
Zaragoza y la Catedral de Tarazona y declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1986.
TODA LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA
PUBLICACIÓN, HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_de_Teruel
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